En este salón de una casa particular, la ventana está a la misma altura que las personas que caminan por esa calle. Por ello, necesitábamos una cortina que no quitara luz a la par que que la luz que entrara la intensificara y, muy importante, que ellos no vieran nada de lo que hay fuera y que no fueran vistos.
Todo lo conseguimos con esta cortina enrollable en dos tonos: en las uniones de los tejidos se colocaron unas piezas de inox., que quedaron muy bien como decoración y disimularlas.